21 de octubre de 2015 es la fecha que los seguidores de la saga cinematográfica “Volver al futuro” (Regreso al futuro) tienen marcada en el calendario. Ese día Marty McFly, protagonista de la película, da un salto en el tiempo de tres décadas en Regreso al futuro II, partiendo desde 1985, para aparecer en el año en curso.
Autos y patinetes voladores, prendas autoajustables, pizzas enanas que al cabo de unos minutos crecen rápidamente son algunas de las ocurrencias que la trilogía vaticinaba para 2015; un panorama que dista bastante de la realidad actual.
Este año se celebra el 30º aniversario del estreno de Regreso al futuro I (Robert Zemeckis, 1985). En la segunda entrega (1989) observamos un hecho curioso por el que más de uno se ha puesto a pensar: ¿Por qué en 2015 los autos voladores todavía no han pasado de la fase de prototipo excéntrico a ocupar un lugar útil en el mundo?
Según el analista tecnológico Greg Stevens, los prototipos de coches voladores habrían llegado demasiado tarde. «Estamos rápidamente entrando en una era de comunicación digital omnipresente. Los analistas predicen que hasta el 60% de los estadounidenses podría trabajar desde casa dentro de unos años. Los negocios normalmente usan videoconferencias y tecnologías holográficas para reuniones en todo el mundo», señala el analista.
Hay incluso quien predice que para el año 2045 seremos capaces de transmitir nuestra conciencia a robots ubicados en otra parte del mundo, recuerda. «Si esta predicción se ajustara al menos a la realidad, el muy ansiado auto volador acabaría siendo obsoleto antes incluso de despegar», acentuó Stevens. A fin de cuentas, será nuestra evolución social, así como nuestro desarrollo tecnológico, lo que determinará si los autos voladores llegarán a ser una realidad o se quedarán en una curiosidad de la ciencia ficción.
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