Jordi Pereyra, en la web “Ciencia de sofá”, nos ilustró en abril con una magnífica clase de Geología para derribar un mito: ¿Debería preocuparnos el supervolcán de Yellowstone?
‘’’ A principios de este mes salió una noticia alarmista de la mano de Actualidad RT a raíz de una sucesión de pequeños temblores de tierra que tuvieron lugar en el parque nacional de Yellowstone y de un vídeo en el que aparecen unos bisontes corriendo por la carretera.
Si el vídeo hubiera sido grabado en cualquier otro lugar del mundo, no hubiera reunido los más de dos millones de visitas que ahora tiene. Pero, claro, esto es el parque nacional de Yellowstone, el lugar que contiene una caldera volcánica tan grande que se dice que su erupción podría proyectar suficiente ceniza a la atmósfera como para sumir nuestro planeta en una era glacial, extinguir a la humanidad y destrozar parte de EEUU, ya de paso. El fin del mundo, vaya.
Es por eso que el día 30 de marzo, cuando la oleada de pequeños terremotos sacudió la zona, el más potente de ellos con una magnitud de 4.8 grados en la escala de Richter, internet se volvió loco.
De repente, el vídeo que he colgado al principio empezó a aparecer en todas páginas web de conspiraciones, afirmando que los animales estaban huyendo de una catástrofe inminente y que el gobierno (para variar) nos lo estaba ocultando para que no nos alteráramos. La prensa aprovechó el tirón de todo el revuelo para anunciar que los bisontes están huyendo del parque porque detectan que una explosión cataclísmica está a punto de tener lugar.
Y al final todo resultó ser un bulo. Y aquí vengo a escribir una entrada para aclarar lo sucedido.
En primer lugar, ¿Están los animales del vídeo huyendo de verdad de una erupción volcánica inminente? El autor del vídeo original, Leo Leckie, es miembro de la Asociación de Yellowstone y pasa mucho tiempo en el parque. Él colgó la grabación el 14 de marzo, dos semanas antes de la cadena de seísmos, con el título “Bisontes de Yellowstone a la carrera”.
En la descripción del vídeo explica que cada año ocurre lo mismo con la llegada de la primavera: los bisontes se emocionan por el buen tiempo y vuelven apresuradamente hacia los pastos del interior del parque. Eso nos lleva a la siguiente puntualización que hace el autor: los bisontes están corriendo hacia el interior del parque, no huyendo de él.
O sea, que la noticia está basada en información totalmente tergiversada. Esto basta para demostrar que nos encontramos ante otro bulo sensacionalista de internet perpetrado por las mismas páginas que dicen conocer verdades que los gobiernos nos ocultan (pero que, en realidad, sólo quieren lucrarse con las visitas de la gente a la que consiguen desinformar).
Menos mal, ya estoy más tranquilo… Pero esto de la erupción cataclísmica me ha dejado algo inquieto. ¿Es el volcán de Yellowstone realmente tan peligroso como dicen? ¿Su erupción podría acabar con la humanidad?
Con este tema ha pasado lo mismo de siempre: los medios (desde portales de noticias hasta productoras de documentales) toman una verdad a medias y la usan como les conviene para escribir esos titulares catastrofistas que tanto gustan. Basta con ver en qué se ha convertido el Canal Historia para ver cuánto son capaces de venderse. Pero volvamos al tema y pongámonos en situación.
Parte del parque nacional de Yellowstone es una gran caldera volcánica de unos 64 por 40 kilómetros. Esta es, más o menos, su forma: Una caldera es una zona deprimida (hundida) debida al desplome de la corteza terrestre sobre una zona de actividad volcánica.
Esta animación ilustra muy bien el proceso de formación, y tenedla presente mientras leéis el artículo y todo se aclarará. La cuestión es que debajo del parque hay una gran cámara llena de magma en la que entra constantemente material fundido proveniente del interior líquido del planeta.
Igual que en un globo en el que insuflamos aire sin parar, el flujo constante de magma ejerce una gran presión sobre las paredes de la cámara, por lo que el tamaño de ésta tiende a aumentar. Eso sí, una caldera volcánica y un globo no se comportan igual ante un exceso de presión: un globo reventará cuando sus paredes no puedan contener más aire, pero la capa de roca que separa el depósito de magma de la superficie tiene un comportamiento muy diferente al de una delgada capa de plástico.
A medida que la presión aumenta y la cámara de magma crece. Como está rodeada de roca en todas las direcciones, la dirección que menos resistencia ofrece a su expansión es hacia arriba, por lo que el suelo del parque nacional de Yellowstone se levanta. De hecho, el nivel del suelo de Yellowstone ha subido unos 27 centímetros en los últimos 6 años.
Por este dato se llevan las manos a la cabeza en documentales y cadenas de noticias pero, ¿es realmente señal de que algo grave va a ocurrir? Teniendo en cuenta que la caldera mide 64 kilómetros de largo, por 40 de ancho, un abombamiento del suelo de 30 centímetros no es nada. Para romper la superficie y permitir la salida del magma al exterior haría falta muchísimo más que eso.
Pero, además, el abombamiento de la superficie del parque no es debido sólo a la acción de la cámara subterránea llena de roca fundida. Entre ésta y el suelo existen grandes depósitos de agua que se calientan y evaporan debido al intenso calor transferido por el magma.
El vapor de agua ocupa un volumen muchísimo mayor que el agua líquida, así que cuando el agua se convierte en gas empuja las paredes de los depósitos en los que está contenida igual que lo hace el magma a una mayor profundidad, contribuyendo también a la elevación de la superficie.
Pero, como decía antes, la corteza terrestre tiene un comportamiento muy diferente al de un globo. En vez de reventar y estallar violentamente en mil pedazos (lo que vendría a ser, más o menos, la supererupción apocalíptica de la que todo el mundo habla), la roca que compone la superficie se rompe por los puntos donde es más débil y aparecen grietas. Estas fracturas en la superficie tienen un efecto regulador: el vapor y el agua caliente que generan presión desde el subsuelo pueden escapar a través de ellas, por lo que el estrés al que está sujeto la corteza disminuye.
Sin la presión del líquido y el vapor, el nivel del suelo vuelve a bajar. De hecho, el suelo de Yellowstone se ha “inflado y desinflado” varias veces durante los últimos 20 años.
Y ahora que sabemos cómo se comporta este “supervolcán”, comentaré alguna de las barbaridades que he leído por la red al respecto.
Algo que parece estar ampliamente aceptado en internet es que la caldera de Yellowstone lleva produciendo una gran explosión una vez cada 600.000 años durante los últimos 16 millones de años, y que la última tuvo lugar hace 640.000 años. Teniendo esto en cuenta, los catastrofistas dicen que ya nos hemos “pasado de la fecha” y la erupción que nos va a borrar del mapa es inminente. Esta cifra está sacada de la manga y refleja la poca idea que esta gente tiene de lo que está diciendo.
Pero la caldera de Yellowstone tan sólo existe desde hace poco más de 2 millones de años, y es la más reciente de una serie de calderas volcánicas que empezaron a aparecer en la zona hace 16 millones de años.
Una caldera volcánica de este tamaño aparece porque ejerce presión desde debajo de ella una columna de material fundido muy caliente que sube desde el interior del planeta. Como la corteza terrestre se mueve debido a la actividad tectónica, el lugar bajo la superficie contra el que termina “chocando” esta columna de material ascendente va cambiando con el tiempo.
El parque de Yellowstone está encima de una de estas zonas calientes, sobre la cual la superficie ha ido moviéndose durante los últimos 16 millones de años, creando varias calderas a su paso debido al empuje que ejerce el magma sobre la parte interior de la corteza terrestre. Éstas han perdido su actividad volcánica con el paso del tiempo, a medida que abandonaban la zona donde la columna de material caliente ascendente las empujaba.
De toda esta serie de calderas, la única activa es la de Yellowstone, de la tenemos constancia de tres grandes erupciones gracias al registro geológico, ocurridas hace 640.000, 1.300.000 y 2.100.000 años. Esto nos da una media de una gran erupción cada 730.000 años.
Como la última gran erupción tuvo lugar hace 640.000 años, aún nos quedarían otros 90.000 años para llegar a la “fecha de caducidad” de la tranquilidad de la caldera, lo que se aleja de la cifra de los “40.000 años que nos hemos pasado de largo y en cualquier momento el supervolcán nos mandará a todos al otro barrio”.
La afirmación de que “ocurre una explosión cada 600.000 años durante los últimos 16 millones de años”, entonces, está totalmente inventada y, aunque fuera cierta, los periodos de erupción de otras calderas no serían aplicables a Yellowstone porque todas son diferentes.
Me alegra ver que la explosión no es inminente y que no puedo fiarme del Canal Historia. Entonces, ¿qué podemos esperar realmente de la actividad volcánica de Yellowstone?
Los expertos que se pasan el día analizando los datos sísmicos de Yellowstone (y no la gente que lleva páginas web con nombres alarmistas) dicen que, de momento, no hay indicios de que la caldera vaya a entrar en erupción en un futuro cercano. Y por futuro cercano me refiero a los próximos 1.000 o incluso 10.000 años.
La actividad sísmica en Yellowstone es algo completamente normal y su origen está, sobretodo, en el proceso de fractura del suelo del que he hablado antes, que ayuda a aligerar la tensión del interior de la corteza. O sea, que una serie de terremotos como la que tuvo lugar el 30 de marzo puede ser incluso una buena señal, porque significaría que el estrés al que está sometida la roca habría disminuido.
Los investigadores que monitorizan el parque las 24 horas del día aseguran que una súper erupción volcánica es un escenario extremadamente improbable y que, en caso de desatarse un periodo de actividad volcánica, podríamos esperar ríos de lava o pequeñas erupciones. Incluso si tuviera lugar una erupción, lo más probable es que no fuera mayor que la de otros volcanes que ya hemos visto, del estilo del monte santa Helena o el volcán Pinatubo. Siguen siendo erupciones potentes, por supuesto, pero desde luego no suficientes como para provocar una extinción masiva.
Es decir, que los posibles escenarios que nos reserva el parque de Yellowstone no son “erupción que provoca el fin de la humanidad” y “tranquilidad absoluta”, sino que hay situaciones muchísimo más probables y menos destructivas de por medio.
En realidad, el tipo de erupciones que preocupan al personal de Yellowstone (por su carácter explosivo repentino y la presencia de turistas) son las hidrotermales, causadas por la acumulación de vapor a alta presión entre la roca que está más cerca de la superficie. Estas explosiones hidrotermales han dado origen a hasta 20 cráteres poco profundos, algunos de más de 1 kilómetro de diámetro, en el parque.
Con el tiempo, algunos de ellos se han llenado de agua. Un ejemplo es Turbid Lake (el lago turbio), con una profundidad media de unos 6 metros.
En definitiva, la probabilidad de que Yellowstone acabe con nuestra civilización (como se empeñan en anunciar noticias y documentales) es tan baja que no merece la pena preocuparnos’’’.
Relacionados: El fin del mundo, Asteroide de Gran Extinción, Misterios del Universo, La edad de la Tierra, Misterios del Universo (II) y El origen y evolución de la Tierra.
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