El cambio climático tal vez llegue tarde para acabar con las diversas sociedades del planeta, y es que se están conjugando todas las circunstancias posibles para que todo explote por los aires. Veamos:
En Europa, los británicos abandonan la Unión Europea para dirigirse al encierro en su propia cueva. Alemania se resiste a la inversión pública para evitar la recesión, y los líderes fascistas van “invadiendo” poco a poco los parlamentos democráticos (y ya gobiernan en Hungría, Polonia y algún que otro país).
En Sudamérica se ha adueñado del país más extenso un indeseable como Bolsonaro, al que le importan tres pitos lo que pueda sucederle a su entorno con tal de hacerse más rico (no sé en qué planeta se podrá gastar el dinero cuando la Tierra se degrade tanto al paso que va). También vemos estos días que el aprendiz de dictador Lenin Moreno está destrozando Ecuador cuando lo había heredado al alza de Rafael Correa. Y en Perú, Venezuela y Argentina, por distintos motivos, las convulsiones sociales se eternizan.
En Norteamérica, México no sale de la corrupción institucional en la que se encuentra desde hace décadas. USA ha elegido a la persona ideal para acabar con este mundo, un ególatra indocumentado capaz de pelearse con todo el mundo imponiendo aranceles económicos a todo producto extranjero (aunque sus votantes campesinos deban comerse su propio maíz por no tener salida). Canadá vuelve a las andadas con los problemas secesionistas.
En Oriente Medio, las guerras que siempre han existido se recrudecen, con Turquía, Siria, Iráq, Irán, Yemen… y los israelíes esperan el visto bueno de It (el pelirrojo bravucón supremacista) para intervenir.
En Asia, Cachemira acabará provocando la guerra entre Pakistán e India, algo inevitable que se verá acelerado con el deshielo de glaciares himalayos y la consiguiente falta de agua.
En África no ocurre nada que no ocurriera ya antes: miseria, hambrunas, guerras, emigración, explotación… Si antes no tenían solución, en el futuro (con estas perspectivas) tampoco.
No cabe duda que detrás de cada contendiente en los conflictos se hallan las diversas superpotencias (cada una apoyando a su “bando”), pero todas gobernadas por los peores políticos que a lo largo de la Historia podían coincidir gobernando. Y como son tan ineptos, no quieren ver que un mundo destrozado nos afecta a todos. Antiguamente se decía que una guerra nuclear no la podía ganar nadie, y por eso no se emplean bombas atómicas en las guerras actuales. Y la panda de indocumentados que maneja el mundo sigue sin darse cuenta que una guerra económica como la que estamos comenzando acabará con nuestra sociedad (sea occidental u oriental).
Por eso, vuelvo al principio: No importa el cambio climático, importa más que desaparezcan cuanto antes los Trump, Putin, Jonnson, Bolsonaro, Macri, Moreno, Maduro, Jamenei, Netanyahu, Salvini…Mientras esta fiebre colectiva de gobernantes guerreros nos dirija, la preocupación por el cambio climático no puede ser ya el primer objetivo de quienes nos mostramos verdaderamente preocupados por la situación actual. Tenemos muy difícil poder decidir, pero en lo que esté en nuestras manos, no permitamos que esta gentuza se ría de nosotros, convenzamos a nuestros vecinos de lo que se avecina para que no se despisten y se dejen embaucar por tipejos de esta calaña.
La Tercera Guerra Mundial que traerán las religiones puede que también llegue tarde ante la Primera Guerra Comercial Mundial.
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