Hubo un tiempo en que estuvo de moda el radio-reloj despertador de mesita de noche. Normalmente funcionaba con una pila de 9 voltios y, cuando esta se agotaba, se dejaba conectado a la red eléctrica. Esto implicaba la reducción del voltaje por la bobina interior que tiene el aparato, que produce un fuerte campo electromagnético junto al cerebro del incauto que comienza a sufrir fuertes dolores de cabeza. ¡Este es el único efecto seguro que produce la “magnetoterapia”!
generador de dolores de cabeza
Ahora resulta que, prohibidos los anuncios gráficos sobre aparatos con imanes como terapias contra diversas patologías, los diversos fabricantes de timos se han dedicado a vender sus productos por vía telefónica. Ante esto, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ha calificado estas prácticas comerciales como engañosas por utilizar falsas recomendaciones del Ministerio de Sanidad.
Marc Colomer, un médico rehabilitador del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona, en una entrevista a PRSalud define la magnetoterapia como “la utilización de los campos magnéticos para fines terapéuticos. Los campos magnéticos actúan a nivel de la membrana celular, modificando su distribución: esta reordenación de biopolímeros provoca cambios en el transporte del calcio, aportando energía a la bomba sodio potasio. La orientación de los dipolos magnéticos se traduce fisiológicamente en la reordenación de las fibras de colágeno”. Esto es lo que se supone que realiza la magnetoterapia.
Máquina de perder el tiempo
Sin embargo, este mismo médico reconoce que “hay algunos estudios sobre la magnetoterapia pero no hay una evidencia científica “A” de su utilidad (eso no quiere decir que no sirva sino que no hay estudios rigurosos que den el máximo de evidencia científica de su utilización (nivel “A” evidencia científica.)”. En mi tierra, a eso lo llamamos reconocer que, cuando uno entra en una clínica de rehabilitación tras una fractura ósea, lo único que puede hacer cuando el fisioterapeuta te ponga un enorme aro magnético por el que pasas el brazo o la pierna, es aprovechar los 10 minutos de pérdida de tiempo en leer un buen periódico (ej. El País, o Público).
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