En el momento de escribir este post, todavía no es oficial la derrota electoral de Donald Trump en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos en 2020. Y es que los que odian la Democracia creen que los resultados desfavorables son siempre una manipulación, cual es el caso de esta pesadilla de presidente que hemos padecido todos en el mundo.

Los dictadores siempre son amigos
Los dictadores nunca se van sin hacer ruido, nunca son derrocados por elecciones democráticas: o se los lleva la muerte, después de haber expoliado su país en vidas y dinero, o una revolución los echa a patadas. Este monstruo pelirrojo se le fue de las manos a los republicanos y ahora este partido conservador deberá depender del capricho del mismo. Si lo apoyan en su “huída hacia adelante” (en vez de reconocer la derrota), se estarán manchando para el futuro, y si no lo apoyan, corren el riesgo de que Trump funde su propio partido y reste votos a esos republicanos. Al tiempo.
Y es que lo penoso es que los demócratas, con el candidato de menos carisma de la Historia, han conseguido el mayor número de votos que jamás se pensó. La gente no votó por Biden, lo hizo contra Trump. Un candidato joven habría arrasado a este accidente democrático, en vez de haber colaborado a la polarización actual, con unos seguidores fascistas armados peligrosamente, preparados para seguir las órdenes del pelirrojo. No descarto nada ahora mismo. Puede ocurrir cualquier cosa.
De momento, el Partido Demócrata debe hacerse mirar su gerontocracia para el futuro, y los republicanos bien harían en desmarcarse ya de su todavía gurú presidencial antes de que los arrastre a su propia responsabilidad por el desastre.

Los dictadores nunca se van sin haber dañado gravemente a su país
Donal Trump no cree en la Democracia. Nunca lo hizo. Es maleducado (como todos los fachas del mundo -Abascal, Salvini, Bolsonaro,…), y se dedica a polarizar al pueblo americano. Trump siempre se ha mostrado como “gobernante de los suyos”, mientras sus adversarios políticos eran unos simples antiamericanos radicales de izquierdas. Y no, señor Trump, no. En USA no hay 74 millones de votos radicales de izquierda, hay 74 millones de votos de personas que no quieren perder la Democracia a costa de un matón de barrio que ofende siempre la inteligencia (será por eso que sus seguidores son los que son, unos matones armados patrullando las calles y amedrentando a los que cuentan los votos en los colegios electorales). Cuanto antes pase la pesadilla Trump para el mundo, antes podremos revertir la situación que está tomando la humanidad hacia una confrontación entre la plutocracia y la democracia.
Lean: La Manipulación de Donald Trump para evitar la cárcel.
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