Hace muchos años publiqué este interesante post para dotarnos de las herramientas que nos permitan conocer el mundo y sus fraudes:
En el mundo de las ciencias y las humanidades, el ser humano debe dotarse de unos criterios mínimos para discernir entre todos los hechos que nos conducen al Conocimiento. El Dr. Carl Sagan, en su libro El mundo y sus demonios (1995), nos dice: “El pensamiento escéptico es simplemente el medio de construir y comprender un argumento razonado que nos lleve a distinguir la certeza o falsedad de una conclusión que sacamos a través de una vía de razonamiento que parte de un hecho o premisa”. Y para ello nos presenta el maletín de herramientas para detectar camelos (fraudes), dividido en dos partes, las que nos dicen lo que debemos hacer y las que nos dicen lo que no debemos hacer. Empezaré por estas últimas.
Lo que no debemos hacer: (Tengamos claras las falacias de los siguientes tipos)
– ad hominem: latín “contra el hombre”, atacar al que discute y no a su argumentación (p. ej.: el cura Martínez es un fundamentalista de la Biblia, por lo que sus objeciones a la evolución no deben tomarse en serio);
– argumento de autoridad (p. ej.: el presidente George W. Bush(*) debería ser reelegido porque tiene un plan secreto para terminar con el terrorismo… pero, como era secreto, el electorado no tenía ninguna manera de evaluar sus méritos; el argumento equivalía a confiar en él porque era presidente; craso error, como se vio);
– argumento de consecuencias adversas (p. ej.: el acusado en un juicio de asesinato con mucha publicidad recibió el veredicto de culpable; en otro caso, habría sido un incentivo para que otros hombres matasen a sus esposas);
– llamada a la ignorancia; la declaración de que todo lo que no ha sido demostrado debe ser cierto, y viceversa (es decir: no hay una prueba irresistible de que en Marte no haya vida, por lo tanto hay vida en Marte. O: puede haber setenta mil millones de otros mundos pero, como no se conoce ninguno que tenga el avance moral de la Tierra, seguimos siendo centrales en el universo). Esta impaciencia con la ambigüedad puede criticarse con la frase: la ausencia de prueba no es prueba de ausencia.
– un argumento “especial” para salvar proposiciones en problemas profundos (p. ej.: ¿cómo puede un Dios compasivo condenar al tormento a las generaciones futuras porque, contra sus órdenes, una mujer indujo a un hombre a comerse una manzana? Argumento especial: no entiendes la sutil doctrina del libre albedrío. O: ¿cómo puede haber un Padre, Hijo y Espíritu Santo igualmente divinos en la misma persona? Argumento especial: no entiendes el misterio de la Santísima Trinidad. O: ¿cómo podía permitir Dios que los seguidores del cristianismo, judaísmo e islam, obligados a su modo a medidas heroicas de amabilidad afectuosa y compasión, perpetraran tanta crueldad durante tanto tiempo? Argumento especial: otra vez, no entiendes el libre albedrío. Y en todo caso, los caminos de Dios son misteriosos);
– pedir la pregunta, llamada también asumir la respuesta (p. ej.: debemos instituir la pena de muerte para desalentar el crimen violento. Pero ¿se reduce la tasa de delitos violentos cuando se impone la pena de muerte?;
– selección de la observación, llamada también enumeración de aciertos y olvido de fallos (p. ej: un Estado se jacta de los presidentes que ha tenido, pero no dice nada de sus asesinos en serie)
– estadísticas de números pequeños, pariente cercano de la selección de observación (p. ej.: dicen que una de cada cinco personas es china. ¿Cómo es posible? Yo conozco cientos de personas y ninguna de ellas es china. O: hoy me ha picado la mano tres veces así que esta noche me toca la lotería);
– incomprensión de la naturaleza de la estadística (p. ej.: el presidente Eisenhower expresó público asombro al descubrir que la mitad de los americanos tienen una inteligencia por debajo de la media);
– inconsistencia (p. ej.: considerar razonable que el universo siga existiendo siempre en el futuro, pero juzgar absurda la posibilidad de que tenga una duración infinita hacia el pasado. O: atribuir el descenso de la esperanza de vida en la antigua Unión Soviética a los defectos del comunismo hace muchos años; pero no atribuir nunca la más alta tasa de mortalidad infantil de los países industrializados que tiene hoy Estados Unidos a los defectos del capitalismo);
– non sequitur: “no sigue”, en latín (p. ej.: nuestra nación prevalecerá porque Dios es grande). A menudo, los que caen en la falacia non sequitur es simplemente que no han reconocido posibilidades alternativas;
– post hoc, ergo propter hoc: en latín, “después de esto, luego a consecuencia de esto” (p. ej.: cuando las mujeres no votaban no había armas nucleares);
– pregunta sin sentido (p. ej.: ¿qué ocurre cuando una fuerza irresistible choca contra un objeto inamovible? Pero si existe algo así como una fuerza irresistible no puede haber objetos inamovibles, y viceversa);
– exclusión del término medio o falsa dicotomía: considerar sólo los dos extremos de una serie de posibilidades intermedias (p. ej.: “sí, claro, ponte de su parte; mi marido es perfecto; yo siempre me equivoco”. O: “el que no quiere a su país lo odia”);
– confusión de correlación y causa (p. ej.: una encuesta muestra que hay más homosexuales entre los licenciados universitarios que entre los de menor educación; en consecuencia, la educación hace homosexual a la gente. O: los terremotos andinos están correlacionados con aproximaciones más cercanas del planeta Urano; en consecuencia lo segundo causa lo primero -¡a pesar de la ausencia de una relación así para un planeta más grande y más cercano como Júpiter!-);
– hombre de paja: caricaturizar una postura para facilitar el ataque (p. ej.: los defensores del medio ambiente se preocupan más de los caracoles y los búhos moteados que por las personas);
– prueba suprimida, o media verdad (p. ej.: aparece en televisión una “profecía” sorprendentemente precisa y ampliamente citada del ataque a las torres gemelas de Nueva York, pero –detalle importante- ¿fue grabada antes o después del hecho?);
– palabras equívocas (p. ej.: cuando los políticos dicen “vamos a pacificar un país” o “es una misión humanitaria” o “es la operación Libertad Duradera”; todo esto para no mencionar las palabras “invasión” o “guerra”. Ya lo dijo Talleyrand: “un arte importante de los políticos es encontrar nombres nuevos para instituciones que bajo sus nombres viejos se han hecho odiosas al pueblo”).
Ahora vayamos con las “herramientas” que sí debemos aplicar:
– Siempre que sea posible tiene que haber una confirmación independiente de los “hechos”.
– Alentar el debate sustancioso sobre la prueba por parte de defensores con conocimientos de todos los puntos de vista.
– En Ciencia no existe la “autoridad”, como máximo, hay expertos. Así que los argumentos de la “autoridad” tienen poco peso puesto que las autoridades se han equivocado en el pasado y pueden hacerlo en el futuro.
– Barajemos más de una hipótesis. Si hay algo que se debe explicar, piense en todas las diferentes maneras en que podría explicarse. Luego piense en pruebas mediante las que podría refutar sistemáticamente cada una de las alternativas. La que sobrevive y resiste esta selección darwiniana tiene muchas más posibilidades de ser la respuesta correcta mejor que si nos quedamos con la primera que se nos ocurrió.
– Intentemos no comprometernos en exceso con una hipótesis porque sea la nuestra. Se trata sólo de una estación en el camino de búsqueda del conocimiento. Preguntémonos por qué nos gusta la idea. Comparémosla con las alternativas. Veamos si podemos encontrar motivos para rechazarla. Si no, lo harán otros.
– Cuantifiquemos. Si lo que explicamos, sea lo que sea, tiene alguna medida, alguna cantidad numérica relacionada, seremos más capaces de comparar entre hipótesis en competencia. Lo que es difuso y cualitativo está abierto a muchas explicaciones.
– Si hay una cadena de argumentación, deben funcionar todos los eslabones de la cadena (incluyendo la premisa), no sólo la mayoría.
– La navaja de Occam. Esta conveniente regla empírica nos conduce, cuando nos enfrentamos a dos hipótesis que explican datos igualmente buenos, a elegir la más simple.
– Preguntémonos siempre si la hipótesis, al menos en principio, puede ser falsificada. Las proposiciones que no pueden comprobarse ni como verdaderas ni como falsas, no valen mucho. Por ejemplo, si consideramos que nuestro universo es una partícula dentro de un cosmos mucho más grande. Pero si nunca podemos adquirir información de fuera de nuestro universo, ¿cómo podemos refutar la idea? Si damos la oportunidad a que escépticos por naturaleza sigan nuestro razonamiento para duplicar nuestros experimentos podremos comprobar nuestros resultados.
La confianza en los experimentos cuidadosamente diseñados es clave. No aprenderemos mucho de la mera contemplación. Es tentador quedarse satisfecho con la primera explicación posible que se nos ocurre. Después de todo, una es mejor que ninguna. Pero ¿qué ocurre cuando inventamos varias?…
(*)Nota: Algún nombre ha sido cambiado para adaptarlo a los tiempos. Como George W. Bush (Nixon en el original) o el ataque a las torres gemelas.
Relacionados: Qué es investigar o Mente abierta, cerebro al suelo.
Disculpa Siesp que me desvíe un tanto del tema, pero supongo que en algún momento harás un post con el asunto del Coronavirus…
Tendemos a creer que lo peor de una pandemia es su índice de mortalidad, pero si lo pensamos con cuidado, mucho más peligroso es su capacidad de propagación y contagio…
En efecto, la presente neumonía de Wuhan no tiene un porcentaje grande de mortalidad: apenas un 2,5 % de mortalidad entre los contagiados, casi como una gripe común, pero su índice de contagio es exorbitante: En los primeros 2 meses ya enfermó a más personas que todos los contagiados en 2003 por el SARS…Si no logran la vacuna pronto, o se desmadra la gripe por el mundo, estamos ante un panorama similar a los afectados por la (perdón) famosa Gripe Española de 1920…Millones de muertes en el mundo…
Es inquietante la salud del planeta en los siguientes meses…Saludos Siesp.
Las religiones abrahámicas son un problema de suma importancia, pero para todo está el tiempo. No es algo que se saque con la fuerza.
NOTA DE SIESP:
Cuánto daño ha hecho Abraham al mundo. Él pasa, los preceptos del Pentateuco caducan, pero los infectados con el virus del geriniol permanecen.
De hecho el mismo Abraham nunca existió, es un personaje mítico del Libro del Génesis…Así como tampoco existió el Paraíso Terrenal, la Torre de Babel, la estadía en Egipto, y el Diluvio Universal a la manera de Noé (fueron unas impresionantes inundaciones que asolaron todo el Mediterraneo y el Mar Negro hace 15.000 años, después de la última Glaciación)…El Pueblo Judío estuvo cautivo en Babilonia mucho tiempo, y allí fue formando su cultura: Todo el Libro del Génesis es un compendio de los mitos asirio-babilónicos aprendidos en ese tiempo, y luego adoptado por los israelitas como la única enseñanza propia. Recuerda que eran simples e ignorantes pastores beduinos antes del exilio, a partir de ese punto empezaron a escribir sus Libros Sagrados…
Muchos fanáticos interpretan esos libros en forma literal, y no como una enseñanza moral para guiar a un Pueblo, como hacen las demás religiones con sus libros sagrados…
Es como si yo le regalo a mi hijo «El Principito», el clásico de Antoine de Saint Exupèry, y luego de leerlo mi hijo me dice: «Papá, no me darías el WhatsApp del Principito, porque lo quiero llamar para ser su amigo»…Obviamente que mi hijo no habría entendido las enseñanzas morales del libro, se lo habría creído literalmente…
Nadie puede ganarse un millón de dólares honestamente… A menos que te saques la lotería claro está.
NOTA DE SIESP:
Decía Honoré de Balzac que «detrás de toda fortuna se esconde un crimen».
Siesp, por donde vivo hay una máxima que dice «No conozco a nadie que se haya hecho rico de forma honrada».
Y otra que dice «nunca digas de ese cura que no es tu padre, porque te puedes llevar una sorpresa» 🙂
Saludos
Lo siento por tu hermoso País, cuidense de esos cuatro casos de coronavirus que han tenido…Saludos «Divide et Impera»…
Verdades como panes. Yo matizaría lo de la navaja de Occam. La utilizo para todo, pero he de reconocer que la consideración de la solución más simple depende también de a quien se lo preguntes y de lo simple que sea su mente. Para un creyente, es mucho más simple pensar que Dios lo creó todo que no ponerse a pensar en física y matemáticas.
NOTA DE SIESP:
Interesante observación. Aunque sigo pensando que un creyente sin navaja de Occam necesita mejor una buena esta en las costillas jajaja.
Abrazos.
Incluida la lotería; pues éticamente *juega (persuade y maneja) con la ludopatía ajena, aunque sea mínima. (*A otros empobrece, a los que pierden)
[*Llaman juego «consentido» o estatal a éste que basado en el principio de la creencia en la «suerte» o azar, la gente, muchos, se gasta pasta en lo innecesario. Por lo tanto, la lotería también, aunque solapadamente, es una forma deshonesta, por no decir criminal]
(*Sobre eso, la farfullera y caradura Lola Flores, tenía mucho qué decir cuando pidió, para resolver sus deudas con el Estado. es decir, con todos, una peseta a cada uno de los cuarenta millones. Todos perdían una peseta, niños incluidos, y ella se lo embolsaba)
Es un principio pobre, generalista e inválido; en eso se basan muchas ideas:
«Consuelo de bancos no es su beneficio; son sus pérdidas que pagamos todos»
Saludos a todos 🙂
NOTA DE SIESP:
La lotería es el juego más antisocial del mundo, puesto que todos los pobres juegan para que uno se haga rico.
Pero pagar unos euros por soñar despierto no es muy reprochable 😉
Después de que las cosas hayan ido de mal en peor, el ciclo se repetirá.
Sí, S, desgraciadamente.De esos sueños están llenas las supersticiones; en la creencia, que no pensamiento, de ser cumplidos. El argumento sobre el juego, siendo honestos, es una falacia terrible.
Es como vivir ilusionados —dijo alguien alguna vez— pero sin hacerse ilusiones
Tiene toda la causa, y la culpa en este caso, el Estado, que la promueve y al único (como en banca) que nunca pierde. Es una forma más de percibir suculentos impuestos no directos y de forma voluntaria bajo la «ilusión del siempre toca».
Hagamos sobre esta idea otra mucho mejor. Cuando invitan al juego siempre hablan de lo mucho qué ganar con expresiones como: «Estás en racha» (muy vulgar, por cierto) «Te regalamos x dinero para que empieces» o «Sólo con comenzar ya comienzas a ganar», etc.
Cuando, en realidad, todo lo que «inviertes» en eso lo estás perdiendo, porque, para empezar, quien te ofrece el juego no te paga nunca con su propio fondo, sí con el acumulado por los demás apostantes. ¿Es o no es maquiavélico? Lo mismo que cuando «Forum-Filatélico»
Ese es el principio.
Si, además, añadimos al Estado como mediador-benefactor-promotor…siempre tendrá, las manos, llenas de sangre. Hay, por lo tanto, delito, en todos los casos.
«Nos las arreglamos mejor con nuestra mala conciencia que —dijo Nietzsche— con nuestra mala reputación».
Ninguna fortuna es honesta ni conseguida de forma honrada; por el camino, para llegar a ella, han caído muchas/os y empobrecido a tantos/as bajo muertes simuladas o conocidas como suicidios, entre otras.
La lotería, una ruleta, es una de ellas; y la rusa la más estúpida…
Un saludo
PD: No me respondiste al correo que te envié. Si tienes un rato, mejor
Muy agradecido.
Salú i Livertá 🙂
La lotería es idéntica a las creencias; estamos tan hechos a ellas (claro que no todos) que nos parecen de lo más normal. Son una locura esquizoide ambas y tan perniciosas para sus adeptos o ludópatas de dioses que, como si de un porro mariano, embobase a sus mentes impidiéndoles salir de ellas, de ese círculo vicioso.
De ahí que, los religiosos de las mayores, acepten que haya otras «menores» para lanzar sus críticas por ahí, hacia ellas y presentarlas como «las peligrosas». Algo así como: «Mucho criticar la paja en el ojo ajeno, cuando ellos tienen un pene en el propio.
Pero contra quienes más lanzan sus endemoniadas iras, es contra los no creyentes, ateos incluidos, claro, o racionalistas o materialistas culturales a los que tienen por equivalentes cuando «al mundo» se refieren como uno de los males. Suelen decir, tres males hay hacia el alma humana: El mundo, el diablo y la carne… (¿de hamburguesa?)
Ateos que, para ellos, son el colmo de la amoralidad. Ellos, los *guardianes de la moralidad…de la galaxia. De cómic de ficción
(*En realidad los manipuladores y aprehensores de la misma)
En fin, mucho qué disertar y a veces se podría encerrar en una fotografía que vale por mil y una palabra. Habrá qué hacerla