Esta señora ¡es psicóloga! pero ha olvidado ser PERSONA. Afirmó en un programa de televisión chilena que “La equidad es darle al conserje la torta que te sobró de un cumpleaños”. Y se quedó tan tranquila mientras su país “arde” ante las protestas por la política antisocial de su presidente Piñera. La señora no tiene ni puñetera idea de lo que es JUSTICIA SOCIAL, y la confunde con la limosna.
“Ante la injusticia social de unos gobernantes, lo mejor es dar limosna”. Si yo hubiera afirmado lo anterior, merecería el desprecio de todos vosotros. Y ese es el resumen que sostienen los ricos cuando no quieren saber nada de los más desfavorecidos de la fortuna. Porque yo les recordaría a los que piensan como Pilar Sordo (¿Pilar qué?, Pilar Sordo) que los ricos pueden seguir siéndolo mientras haya quien siegue el trigo en los campos y pueda amasar la tortita del cumpleaños. No habría ricos sin pobres, pero ser pobre no acarrea la ausencia de DIGNIDAD. Y la Dignidad, la Solidaridad y la Justicia Social es lo que NUNCA entienden quienes se creen seres humanos por encima del resto, al que califican como plebe. (Y luego se quejarán de las revoluciones)
Anda, nenita, pareces una lacra humana esférica. ¿Qué es una lacra humana esférica? Pues alguien que es una lacra lo mires por donde lo mires. Y en las redes sociales te han dado los “palos” que te has ganado a pulso. ¡Vete al psicólogo! porque a ti te dieron el título, tal vez, en la misma universidad que se lo dieron a Casado o Cifuentes.
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No se ustedes, pero nosotros en Chile, ya estamos acostumbrados a escuchar idioteces de labios de esta señora, no es la primera vez que escupe idioteces, y a decir verdad siento vergüenza de compartir la misma nacionalidad de esta señora. Ademas, su maldad no tiene limites ya que le da un trozo de torta al conserje, sabiendo que es diabético.
NOTA DE SIESP:
Jejeje. Aunque el asunto no es trivial, siempre es buena una gota de humor entre tanta estupidez humana.
Un abrazo.
En caso de duda siempre cabe acudir a la RAE aunque solo sea para orientar al despistado, y esa señora parece uno de ellos.
«1. f. Igualdad de ánimo.»
Es evidente que en su mente no recoge la primera acepción de equidad por su evidente desprecio a la dignidad del conserje.
«2. f. Bondadosa templanza habitual, propensión a dejarse guiar, o a fallar, por el sentimiento del deber o de la conciencia, más bien que por las prescripciones rigurosas de la justicia o por el texto terminante de la ley.»
Pudiera ser que se hubiera acogido a la segunda por un claro concepto erróneo de lo que es la conciencia, seguramente guiado por el mismo concepto de limpieza de conciencia que aplicaban en la edad media los señores feudales al repartir limosna entre aquellos a los que explotaban.
«3. f. Justicia natural, por oposición a la letra de la ley positiva.»
Pero si se ciñe a la tercera, se arriesga a que se la clasifique en la misma categoría en la que entró buena parte de la nobleza francesa durante su famosa revolución.
«4. f. Moderación en el precio de las cosas o en las condiciones de los contratos.»
Está claro que ésta es la acepción de equidad que más se debería aplicar a los conflictos sociales. Como psicóloga debería entenderlo bien ya que como empresaria su animo es el de tener un contrato que le permita comprar holgadamente aquello que necesite. Si la gente cobra poco y las cosas necesarias para vivir cuestan mucho, no hay equidad, y cuando la ausencia de equidad afecta a demasiada gente pasa lo que pasa.
«5. f. Disposición del ánimo que mueve a dar a cada uno lo que merece.»
Esa señora podría tener una disposición de animo tal que el hecho de entregar las sobras de un cumpleaños le lleve a pensar que está entregando al conserje lo que se merece, insinuando que no se merece más que las sobras. Pues en ese caso cabría recordarle que ella es una más entre esas personas que podrían recibir lo que merecen.
Lo que está claro es que cuando las cosas vienen mal dadas, todos acaban recibiendo de un modo u otro lo que otro piensa que se merecen, y los que sobreviven son aquellos que muestran habilidad en algún área necesaria para ello. El conserje puede ser capaz de reparar problemas en el edificio en el que vive, el psicólogo… si la sociedad ha llegado a ese punto en el que se piensa en la supervivencia, demuestra que no sirve para nada.
NOTA DE SIESP:
Y ahora es cuando uno debe aplaudir el exhaustivo examen «psicológico» al que has sometido a la señora. Es precisamente el punto 4 el que aclara todo la cuestión, es decir, en mi opinión, la susodicha presuntamente estudió psicología para ganarse la vida cobrando por su trabajo. Si se redujera todo a esta simpleza, nada habría que objetar. Pero la «mochila» intelectual que uno debe portar a lo largo de los años de estudio o, en su defecto, el ambiente de solidaridad en el que uno se debiera criar, la debería haber ayudado a comprender que en esta vida no sólo está uno para trabajar y ganar el dinero que le permita adquirir los bienes que la complazcan, sino también para VIVIR.
Y ahora es cuando yo también la remito a la RAE para que pueda acogerse a una acepción de esa palabra que la haga empatizar con el resto de la humanidad.
Un abrazo.