Hace unos días hablábamos de la recompensa que un magnate hongkonés había ofrecido al hombre que conquistase el corazón de su hija lesbiana. Eran 128 millones de dólares.
Pero al final ha entendido que el corazón de su hija ya estaba conquistado y era feliz. A Cecil Chao le ha costado casi dos años tirar la toalla. Pero, finalmente, después de la súplica que su hija hizo el miércoles en una carta abierta en la que le pedía que aceptase su homosexualidad, el magnate hongkonés del ladrillo ha decido retirar la recompensa.
“Me casaré con un hombre cuando tú también lo hagas”, había replicado Gigi en declaraciones al diario The Times cuando hace unos días Cecil decidió duplicar la suma que ofrecía por desposarla. Más comedida, en la misiva que publicó el diario South China Morning Post (SCMP) le explicaba que “no es que falten hombres buenos en Hong Kong, es que no son para mí”, y añadía que supondría para ella “un mundo” que tratase a su pareja, dolida porque el culebrón de la dote haya dado la vuelta al mundo, como a una persona normal, con la dignidad que le corresponde. Pero, a ese respecto, Cecil también se mantiene firme: ante la pregunta de si aceptará a Sean Eav en el seno de su familia responde con un rotundo “no”.
Aunque al final las aguas vuelven a su cauce, Cecil Chao se rinde: “Su vida privada le pertenece. Si es su decisión, tengo que acatarla”, reconoció ayer en una entrevista que concedió a la cadena de televisión CNN. (Fuente EL PAÍS)
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