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Archive for 11 de abril de 2013

Temor de Dios (II)

El comentario de una mente simple me ha recordado el post que publiqué en 2009 sobre el tan tristemente recurrido «temor de Dios», (y que ahora reproduzco) sobre un ex-sacerdote católico, que lo fue durante 30 años, y ahora es feliz o, al menos, más feliz de lo que fue en toda su vida anterior: Salvador Freixedo (*), Cristianismo, un mito más, Editorial Posada, México, 1987, p. 289 y ss. Comprueben.

<< ¡Qué funesto ha resultado a lo largo de los siglos el lema de los doctrinarios de todas las religiones!: «¡Cree! ¡No pienses!». A base de no pensar, hemos llegado a creer monstruosidades. Y lo malo es que muchos hombres y mujeres, a fuerza de no pensar, las siguen creyendo y se las siguen queriendo imponer a sus hijos.tormenta1

¿Cómo es posible que yo haya estado tantos años comulgando con ruedas de molino?
Otra de las causas que contribuyó a ello, fue lo que yo llamo «el miedo sacro». La Iglesia y sus doctrinarios, con el inconsciente deseo de manipular y subyugar las conciencias, nos han llenado el alma de miedos. Y el miedo, no sólo no nos deja pensar, sino que nos impide rebelarnos cuando, por una razón u otra, descubrimos el error de nuestras creencias. El «más allá» del cristianismo —y los protestantes en esto son aún peor que los católicos— es aterrador. El infierno cristiano, que es sólo fruto de mentes enfermizas, pende como una espada amenazadora encima de nuestras cabezas y nos impide tomar decisiones trascendentales.

Si el miedo, según algunos, es lo que llevó al hombre a la religión, el miedo es lo que le impide zafarse de las garras de la religión. Creemos por miedo, y no dejamos de creer también por miedo. El miedo instintivo es una defensa natural en el niño, que lo libra de muchos peligros. Pero el miedo instintivo en un adulto es una vergüenza. Es una señal de que no ha evolucionado.

Mi rebelión contra muchas de las creencias del cristianismo no fue repentina. Sucedió en mí lentamente […] A mí no me dieron visiones totales de la historia de la Iglesia, sino que únicamente me presentaban, ya prejuiciados, los aspectos positivos de ella; y cuando necesariamente aparecía alguno negativo, ya venía con la solución y la explicación aparejada. Es cierto que cuando estudié la dogmática cristiana, debí haber tenido un espíritu más crítico y haber descubierto mucho antes toda la vaciedad de tantas doctrinas sin sentido. Pero, como ya he dicho, mi sentimiento estaba endrogado: era mi Iglesia y era la religión de mis padres; yo no tenía derecho a cuestionarla y por eso ni se me ocurría hacerlo. Mi mente la aplicaba, no a analizar el alimento que le daban a mi espíritu, sino a prepararme para transmitirlo yo a otros de la mejor manera posible. Por eso estuve tanto tiempo comulgando con ruedas de molino.

[…] Sin tener visiones —Dios me libre de ellas—, ni oír voces, ni sentir ninguna iluminación interna, mi mente comenzó a ver claro, hasta que lo vi todo con una claridad meridiana. La falsedad de las religiones paganas me ayudó a ver claramente la falsedad de la mía. Lo absurdo de sus creencias se identificó con la absurdez de las mías. Y por otro lado, los valores profundos e innegables que también encierra el cristianismo, me ayudaron a comprender todo lo que hay de santo y de respetable en las creencias paganas de otros pueblos.humedad

[…] Gozar no es pecado, contrariamente a la subconsciente filosofía trágica de la vida que el cristianismo nos ha infiltrado. Gozar de la vida es una obligación que todo ser racional tiene, o de lo contrario, no tendría razón de ser toda la cantidad de cosas bellas que en ella podemos encontrar. Que sufran los fanáticos masoquistas que se empeñan en seguir credos absurdos dictados por algún visionario demente o manipulado por sabe Dios quién. Digamos que no, a todos los mitos religiosos, por muy arropados de divinidad que se nos presenten. Digamos que no, específicamente, al mito cristiano que tanto daño nos ha hecho y que tanto nos ha impedido progresar. Abramos nuestra mente al Universo, al bien, a la justicia, al amor y a la belleza. Ésta tiene que ser en el futuro la única religión de los seres humanos realmente racionales >>

.Relacionados: El nombre de Dios, Misterios de la Biblia (I), Misterios de la Biblia (III), Misterios de la religión, La vía hacia el ateísmo y La religión es un timo. salvador-freixedo1

(*) Salvador Freixedo nació en Galicia en 1923. Reside en América desde 1947. Perteneció por 30 años a la Orden de los Jesuitas. Fue ordenado sacerdote en 1953 en Santander.

Estudió: Humanidades en Salamanca. Filosofía en la Universidad de Comillas (Santander). Teología en Alma College (San Francisco, California). Ascética en Mont Laurier (Quebec, Canadá). Psicología en Ia Universidad de los Angeles (California), y Fordham University (Nueva York).

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