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Archive for 14 de octubre de 2011

El surco paracingulado

¿Cómo distingue nuestro cerebro entre realidad o ficción? Aunque la temática podría no basarse en lo mismo, quizá la respuesta a la interrogante anterior nos conceda algo de luz para “descifrar” la razón sobre el porqué de las arraigadas creencias religiosas aún en contra de todas las pruebas. Y para ello nada mejor que el artículo de Aurora Ferrer en la revista Quo que me ha hecho llegar Julen Rossi:

“““Segúnun reciente estudio publicado en la revista de divulgación Journal of Neuroscience, neurocientíficos de la Universidad de Cambridge, han descubierto un pequeño pliegue en el cerebro (surco paracingulado, PCS por sus siglas en inglés) vinculado a la separación entre realidad y ficción. Sin duda, uno de los trabajos más importantes que realiza nuestra memoria, es distinguir la realidad frente a lo que hemos imaginado. Si recordamos ciertas cosas de nuestro día, con quién hablamos, de qué, dónde fuimos a comer, a veces nos surgen ciertas lagunas: …¿Contamos eso en voz alta o lo pensamos para nosotros mismos? …¿Se cerró la puerta tras nosotros o pensamos en hacerlo? …¿realmente vimos un payaso al cruzar la esquina? …¿no lo habrás imaginado?

En el desarrollo humano, existe un momento en la infancia en que esto se confunde.  Fijaos en los niños: creen a pies juntillas en el Ratón Pérez o el Hombre del saco, y esto se debe a que su cerebro aún no está desarrollado para distinguirlos de su compañero de banco, no saben quién es más real.

Según el equipo de investigadores, este pliegue (circunvolución lateral), que «algunas personas tienen y otros no», es crucial para que distingamos la realidad de la ficción y que nuestra memoria funcione correctamente, es decir, que seamos capaces de distinguir entre recuerdos verdaderos o falsos.  Según los neurocientíficos, este pliegue no está presente en el cerebro de enfermos de esquizofrenia, por ello, la línea que separa la realidad de la imaginación es muy confusa para personas con esta clase de trastorno.

Para el estudio, los 53 voluntarios pasaron por varias pruebas para averiguar si tenían o no PCS y la capacidad de las mismas para distinguir entre recuerdos reales e imaginados. Según Jon Simons, director del estudio: «Las discrepancias observadas en la memoria fueron realmente sorprendentes. Es increíble pensar que estas diferencias individuales podrían llegar a tener tanta importancia en la composición cerebral”””.
Hasta aquí el artículo, y yo, al igual que Julen Rossi, me pregunto a cuántos fanáticos religiosos se les habrá borrado el «surco paracingulado». Y esos ya no tienen remedio.

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