La matanza de Noruega, un eslabón más en nuestra evolución hacia el desastre. Según informes del servicio secreto norteamericano, su gobierno está descuidando el auge del terrorismo de la extrema derecha en USA, quizá porque han concentrado en exceso la mirada en lo islámico tras el 11-S. En este sentido, es de destacar la incautación del arsenal de armas más grande en los Estados Unidos desde esa fecha, ¡y no pertenecía a ningún islamista, sino a un grupo ultracatólico de Michigan! Este informe ha sido “aparcado” por la presión de los representantes republicanos (mayoritariamente unidos a movimientos pseudofascistas). De vergüenza.

El Tea Party "haciendo el indio"
Así las cosas, no es de extrañar que, antes o después, un “zumbado” religioso (todos de la ultraderecha), cometiese la matanza de Noruega. Quien me sigue ya casi tres años en este blog, sabe de mi vaticinio sobre cómo sobrevendrá la Tercera Guerra Mundial, y es el choque entre el extremismo ultraderechista que gobernará en occidente contra el radicalismo islámico. Se ve venir.
Y todo por culpa de lo mismo: la religión.
No es cuestión de racismo (que también) porque ya se ha demostrado desde hace siglos que las diversas civilizaciones acaban por mezclarse; es cuestión de religión. Calificar los atentados de Noruega como un “mal necesario” no es algo que sea la opinión de un loco, no. Es la opinión de todos aquellos cuyo cerebro se ha dañado por un caldo de cultivo al que los actuales gobernantes políticos colaboran porque les resulta “bueno” instalar el miedo en la gente para recortar derechos con la excusa de la seguridad. Y la empresa perniciosa que instala el temor cuasi genéticamente en la gente es, en occidente, la secta católica.

Hasta la estatua se asusta
Mientras no se levante un movimiento al estilo Revolución Francesa que acabe con la religión, seguiremos teniendo que soportar a sujetos como el asesino noruego, a delincuentes como Bush (que hablan cada mañana con dios) o a los ayatolás que alientan a la “guerra santa”. En medio, sujetos como Berlusconi (con Italia secuestrada), el Tea Party (con el mismo auge que los partidos de extrema derecha y xenófobos europeos), la nuevamente pujante filosofía del odio de la Faes (presidida por Asnar), el “viudo” Kaczynsky en la ultracatólica Polonia, etc. ¿A dónde conducirá todo esto? La conclusión es bien sencilla, porque un mundo que no sabe solucionar la hambruna de Somalia, acabará en la III Guerra Mundial.
A nadie sensato le gusta “prohibir”, pero en el caso de la religión se trataría de defensa propia. Si transigimos con medidas que recortan nuestras libertades continuamente en nombre de una “mayor seguridad”, ¿por qué no habríamos de transigir con la prohibición de las religiones? Lo dicho: nos va la vida en ello.
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