La lista de delincuentes pertenecientes a la curia de la secta católica se amplía por momentos. Ahora le toca a la diócesis de Getafe (Madrid) “vigilar” al cura violador de niños José Poveda Sánchez. Resulta que esta “perla” fue expulsada de Italia, huyendo de los delitos sexuales cometidos contra 4 niños de 11 años. ¡Y lo ponen a dar asistencia espiritual en una residencia de ancianos en Getafe! Eso sí, exige el capo de la secta correspondiente que el delincuente lleve una seria 
discreción espiritual ¿?
En España, la relación entre racismo y catolicismo es directamente proporcional. Es decir, el racismo es, en general, una propiedad de los fanáticos beatos o parabolanos que tanto se quejan de los delitos cometidos por los inmigrantes que intentan ganarse la vida, normalmente explotados por los propios empresarios fascistas. Si de estos fanáticos dependiera, las ejecuciones por los delitos cometidos se llevarían a cabo en una plaza pública. Todavía no se conoce el caso de abuso sexual a un niño hijo de un ateo, lo cual habla muy mal de los descerebrados que se tragan tanto delito por parte de sus párrocos y aún no hemos visto que un padre se rebele de tal manera que asesine al cura en un acto pasional de venganza.
Ahora bien, oirán misa de boca de uno de esos ensotanados pervertidos que violaron a su propio hijo, pero exigirán la ejecución de un marroquí por robar un bolso. ¡Justo lo que decía Jesucristo! La ilegalización de la secta católica se hace necesaria ya en los países avanzados.
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