El presidente de EE UU se ha reunido este viernes con el Papa Benedicto XVI, aprovechando su visita a Italia por la “cumbre” del G-8. Es el primer encuentro entre Barack Obama y el Pontífice, quien se negó a recibir al primer ministro italiano, il Duce Berlusconi (imagino que el Papa preferiría ser recibido en Villa Certosa, pero no con putas, sino con tiernos infantes desnudos, sin duda algo más apropiado para el clero actual)
A las 16.00, el presidente, acompañado de un séquito de 17 personas, cruzó la plaza de San Pedro en medio de un gran dispositivo de seguridad, en el que se cerraron las papeleras y los buzones para evitar cualquier tipo de atentado. Decenas de carabineros y policías antidisturbios custodiaban la plaza vaticana y la vía de la Conciliazione, la amplia calle que une el Vaticano con Roma (Cómo se nota que ni tan siquiera Dios está por la labor de proteger su “capital” de este mundo. Ya sabemos que la anterior – Jerusalén – la tiene “hecha unos zorros”, expresión española que significa “desastre”, “conflicto”)
La reunión duró apenas 60 minutos. Pero fue suficiente para hablar de Oriente Medio, el cambio climático y la inmigración, además del aborto y las medidas en temas de investigación con células madre adoptadas por la Administración Obama, puntos que preocupan al Vaticano (En vez de preocuparse tanto, más le valiera al Papa rezar para que Dios arregle estos temas y, en todo caso, excomulgar – máximo castigo divino – a los responsables, ¿o es que no confía en el poder de la oración y la omnipotencia de su dios?)
El caso es salir en las fotos, seguir en el candelero, protagonizar noticias, porque últimamente los curas follando niños acaparan las portadas dedicadas a esta secta. Lástima que todavía los estados denominados laicos, o aconfesionales, sigan haciéndole el juego a este histrión anacrónico.
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