La última polémica de la Iglesia católica, de las miles que genera cada vez que pontifica, acaeció debido a las “infalibles” declaraciones del Papa (que, por lo visto, es doctor en Biología) sobre el condón. Nunca un representante de Dios en la Tierra anduvo más herrado, y siempre hay algún obispo que dice tonterías. Y, claro, si las dice el jefe, ¿por qué iba él a ser menos?
Tal es el caso del obispo de Orleáns, André Fort, quien interpretaba erróneamente ciertos estudios científicos sobre el uso del preservativo, tal como él mismo reconoció con posterioridad. ¿Y quién me garantiza a mí que interpreta correctamente su libro “sagrado”? ¿Quién me garantiza a mí que los sujetos ensotanados interpretan correctamente la “moralidad”? Máxime cuando la pederastia entre sus filas no es un caso excepcional sino demasiado frecuente.
La curia vaticana está planteando una dura batalla en todos los frentes, mayormente en el político, porque se va dando cuenta de la evolución de la sociedad hacia un mundo más pragmático y sin dogmas. Utiliza todos los medios a su alcance para movilizar a sus fieles con cualquier pretexto. En España siguen “dándonos clase de Biología” respecto al aborto, eso sí, el período lectivo siempre recae en la misma época, con un gobierno socialista. En el resto del mundo la táctica católica es distinta, bien porque el aborto goza de la lógica despenalización (que es de lo que se trata aunque hay quien no lo entienda) o bien porque los gobernantes lo mantienen penalizado y así sólo son las personas ricas y con recursos quienes pueden salir al extranjero a practicarlo.
Pero lo más grave sigue siendo la enseñanza de la religión en las escuelas. ¿Tan difícil es entender la religión como una opción personal? ¿O hemos de seguir soportando la clásica evangelización por la fuerza, tal como se hacía en la Edad Media? Los colegios privados donde la religión es obligatoria suelen ser caros, es decir, para padres con recursos económicos que permitan darle a sus hijos una educación “como Dios manda” (justo lo contrario de lo que predicaba Cristo). En ellos campan a sus anchas las sotanas pervertidas y no se conforman con eso. También pretenden imponerla en los colegios públicos.
Y ahora vuelvo al inicio del post. ¿Alguien puede fiarse de la clase de enseñanza que los “cuervos” pueden ofrecer? ¿No tienen bastante con que se les permita hacer apología del “terrorismo mental”? Se equivocan más que hablan, mienten a sabiendas, mantienen las posturas equivocadas para enfervorizar a sus fanáticos. Y, aunque lo de “postura equivocada” es subjetivo, se puede admitir siempre y cuando no se pretenda imponer a los demás. En todas partes surgen sectas que se enriquecen rápido, pero el inmovilizado material de la Iglesia es el mayor del mundo. ¿Se imaginan poder convertirlo en capital circulante? Adiós crisis económica. Reitero mi exigencia a los ensotanados: “dejen de rezar en mis escuelas y yo no iré a pensar a sus iglesias”.
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