The Never Ending Story
Ese es el título de una bonita novela de Michael Ende, de tema fantástico, y que dio a conocer a un cantante “mono-éxito” (no volvió a aparecer) llamado Limalh. Mi reflexión viene a cuento por el viaje que hice anoche, paseándome por diversos puntos del dial de radio así como por algún que otro sitio de la web.
Ahora yo les pregunto a ustedes ¿ha habido novedad este año en lo que respecta a la famosa noche de “jalogüin” (halloween para los puristas)? Siempre es la misma historia, no cambia el guión, y lo que es peor, uno ve, oye y lee las mismas historias todos los años por esta noche. Los “hinbestigadores” pululan por todos los medios que permiten largar sus tonterías a la sociedad.
Historias y más historias de “alguien que dice que le contaron que un amigo de un conocido dice que parece ser que vio un muerto comiéndose a un vivo”. Si no han perdido el hilo de la frase anterior habrán entendido que todos los años es lo mismo. La novedad, conforme avanza la tecnología, es que ahora los “hinbestigadores” viajan más rápidamente a más cementerios con aparatos de los que desconocen sus principios científicos por los que funcionan, sólo saben encenderlos y, a lo mucho, manejarlos, pero no encuentran explicación a por qué esos aparatos funcionan así.
Siempre es la misma historia. Nuevas “cuentofonías”, nuevas “teleplastas”, pero ni una p… explicación racional. ¿Y por qué? Pues porque “lo maravilloso” es siempre subjetivo. Uno sabe lo que sabe, y cuando se sabe bien poco, casi todo es “maravilloso o fantástico”, pero a poco que se profundice en el funcionamiento real de las cosas, lo “maravilloso” va descendiendo a niveles mínimos. La capacidad para autoengañarse es mayor cuanto mayor es la ignorancia. Pero con eso juegan los vividores, los que cobran por mantener el tinglado de los fenómenos “para anormales” que les reportan su sustento de vida. Cada uno se gana su pan como puede, pero ganárselo mintiendo y agravando el nivel de imbecilidad de sus seguidores es ruin y despreciable.
Un año más, y van cientos, la noche de jalogüin no nos ha desvelado ningún “misterio”, entonces ¿qué hace este post en “misterios al descubierto”?, pues eso, descubrirles el “misterio” de esta afamada noche: No hay nada, nada de nada. Sólo hay fiesta y superstición. Todo aquel que busque “fenómenos para anormales” este día lo hace por una de estas dos razones: o es un ignorante o es un malvado que pretende vivir de los ignorantes. No hay otra opción razonable.
Así que ya saben. Quedan citados para el año que viene a comprobar una obviedad, que “la historia interminable” no tiene fin y los tontos se volverán a reunir para demostrarnos lo meritorio que resulta el avance de la humanidad con estas rémoras de “hinbestigadores”. Al menos, espero que hayan disfrutado con la bonita canción.
Muy interesante lo que propones en el último párrafo. Es una tarea a la que muchos se han dedicado y se dedicarán (espero estar entre ellos), es decir, a diferenciar lo innato de lo adquirido.
Un abrazo.
Qué te puedo decir que no sepas. Recuerda que el lema «basado en hechos reales» es un anzuelo comercial, porque si lo piensas, basada en hechos reales también está «El señor de los anillos», puesto que se basa en una realidad cual es la novela de Tolkien.
Todo ello conduce a que la gente sea reacia a dar el paso definitivo… De momento mucha gente dice que no creen en los curas pero «algo tiene que haber» (como comentas).
Lo que ya no tengo tan claro es si ese ¿razonamiento? es genético, o lo llevan en la sangre, puesto que es imposible extraer de nuestro entorno físico la conclusión de la existencia de fenómenos paranormales, incluída la existencia de Dios. A no ser que ese «conocimiento» se te haya implantado a sangre y fuego desde pequeñito.
un e-brazo.
Algo parecido me he planteado hace unas horas, cuando he visto la peli Reflejos, de Kiefer Sutherland. Antes de nada decir que, como peli, es mala. Pero eso me da igual, no me ha sorprendido. Lo que sí me fastidia de estas pelis es que se atrevan a poner al principio de las mismas el rótulo ese de: «Basado en hechos reales». Ergo, «eso pasó», pensarán muchos.
Como película de ficción no lo veo mal (aunque esta en concreto es bastante mala, por si no lo he dicho ya), el problema está en que puede llegar a confundir. Y si a eso le sumamos que los padres del confundido, por ejemplo, ven Cuarto Milenio, y cuando les pregunta si creen en Dios le responden «no, pero algo hay», pues apaga y vámonos 😀