Subtítulo: O cómo los tontos ven espíritus donde sólo hay malos dibujos
Me viene a la memoria un cuento de Hans Christian Andersen en el que un rey era engañado por unos timadores diciéndole que le harían un traje carísimo de oro, pero que sólo podría ser visto por todo aquel que fuera hijo del padre que decía serlo. Es evidente que dichos timadores contaban con la hipocresía de la gente cuando se iban quedando con todo el oro que le facilitaban para la confección del traje mientras simulaban tejerlo, y presentando al rey “nada”. No había nada, ni hilos de oro, ni encajes ni nada de nada. El rey exhibió su desnudez por su reino creyendo que iba vestido, porque nadie le reprochaba nada… ¡quien iba a delatar la desnudez real si eso acarrearía el reconocimiento de su propia ilegitimidad!
Esto pasa con las famosas caras de Bélmez. Todavía quedan personas que ven lo que no hay mientras niegan lo que hay. Yo no puedo escribir nada nuevo sobre el tan manido tema de estas caras. La historia resumida la pueden encontrar AQUÍ. Pero con este post voy a volver a reproducir la clásica cara denominada “la pava” para que ustedes contemplen la “belleza giocondina” de un mal dibujo hecho por alguna o algún desocupado. Mírenla bien. Vuélvanla a mirar. ¿Es ésta una “cara del más allá”? ¿O es lo que vemos todos, un dibujo manual y de los malos?
En el mundillo de lo “paranormal” hay dos tipos de personas: Los malvados y los ignorantes. Los malvados son todos aquellos que, conociendo la verdad del fraude, intentan vivir de él adornándolo de “misteriología” (psicofonías inventadas, análisis que no son análisis, etc.). Y los ignorantes son los que creen a pies juntillas lo que los malvados cuentan y se limitan a reproducir argumentos que, a poco que pensaran por sí mismos, van contra todo sentido común. Sé que a más de un lector de mi blog le encantaría que diera nombres concretos, pero como en este mundillo está todo inventado, será mejor que conozcan todos esos nombres en el enlace donde les remito al final de este post; en él apreciarán qué clase de personajillos manejan este cotarro.
Los charlatanes y bufones de los asuntos para anormales se quejan siempre de que si la Ciencia no dice nada sobre el tema, pero no se quejan de que la Ciencia tampoco diga nada sobre la caída de la hoja en otoño. Sencillamente porque no hay que estar todos los otoños dando la misma explicación. Pues así de simple. Las explicaciones están al alcance de quien quiera leerlas, pero siempre estarán lejos de aquellos que nieguen la realidad. Y esta realidad es que las “famosas caras” son un invento chino, una manipulación de unas primeras manchas… y como el pueblo se llenó de “pardillos”, aparecieron los “dibujos”. Una vez arrancado el motor hay quien se monta en el carro de los “vendemisterios” e intenta vivir a costa de la ignorancia de los demás. Pero toda esta jarcia de “vividores”, farsantes, “psicofónogos”, etc. queda muy bien retratada en una serie de artículos divertidísimos de Mauricio José Schwarz que pueden leer AQUÍ.